Mallorca encara un verano de récord con escepticismo en la restauración: la inflación y la pérdida de competitividad preocupan al sector.
Las previsiones para la temporada de verano de 2025 en Mallorca son optimistas en cuanto a la afluencia de turistas se refiere. Las expectativas son de cifras récord según los datos presentados en la feria ITB de Berlín. No obstante, el sector de la restauración está preocupado.
Según los datos que nos llegan del país germano, se prevé que el mercado alemán, que en 2024 representó para Baleares el 27 por ciento del total de visitantes con más de 5 millones de turistas, incremente aún más su presencia en la islas. Además, grandes operadores como TUI han anunciado un refuerzo en la conectividad con las Islas Baleares, lo que augura un verano de gran movimiento en el sector turístico.
Sin embargo, a pesar de estas cifras prometedoras, el sector de la restauración afronta la temporada con escepticismo y cautela. Desde Restauración Mallorca CAEB advierten que no quieren que se repita el escenario de 2024, cuando las previsiones apuntaban a un verano excepcional, pero la realidad dejó cifras de facturación más bajas de lo esperado y una caída en la productividad.
«El año pasado hubo mucha gente en la isla, pero menos gasto por turista. Nos encontramos con una bajada en la facturación y, lo que es más preocupante, una reducción en la productividad debido a la contención de precios. Este año vemos con buenos ojos el crecimiento del turismo, pero vamos con mucha cautela», explica Juan Miguel Ferrer, presidente de la patronal.
Uno de los principales problemas a los que se enfrenta el sector es la escalada de costes, con una inflación que sigue “fuera de control y afectando directamente a la rentabilidad de los negocios”. En 2024, los restauradores tuvieron que absorber muchas subidas de precios para no perder clientes, pero esta estrategia ha generado una pérdida de competitividad.
«La obsesión de los restauradores, ahora mismo, es contener los costes y poder seguir ofreciendo un producto de calidad sin repercutir todo el aumento de gastos en el cliente», señala Ferrer.
A diferencia de otros sectores turísticos que han podido ajustar tarifas al alza, la restauración sigue teniendo dificultades para trasladar el incremento de costes a los precios finales. Esto ha generado un estancamiento en la rentabilidad, con negocios que trabajan con márgenes cada vez más ajustados.
«Aún no podemos decir que para nosotros vaya a ser un gran año. Hay una cierta alegría ante la buena temporada que dicen que nos llega, sin duda, pero con escepticismo” insiste Ferrer. “Este año iremos paso a paso, analizando mes a mes los resultados para ver cómo evoluciona la temporada», concluye.
Con este escenario, el sector de la restauración se prepara para un verano de máxima exigencia, con la mirada puesta, ahora mismo, en el convenio de hostelería y en cómo evolucionará el gasto turístico, la rentabilidad de los negocios y la evolución de los costes en los próximos meses.