Este martes 22 de marzo se celebra el ‘Día Mundial del Agua’, que este año llega con el emblema ‘Agua y empleo’ haciendo hincapié sobre un hecho claro: el agua significa empleo.
Desde la Naciones Unidas recuerdan que el agua es un elemento esencial de la vida. “Pero es más que esencial para calmar la sed o la protección de la salud; el agua es vital para la creación de puestos de trabajo y apoyar el desarrollo económico, social y humano”.
Los datos son claros, “hoy en día, la mitad de los trabajadores del mundo (1500 millones de personas) trabajan en sectores relacionados con el agua. Por otra parte, casi todos los puestos de trabajo, con independencia del sector, dependen directamente de esta. Sin embargo, a pesar del vínculo indisoluble entre el trabajo y el agua, millones de personas cuyas vidas dependen del líquido elemento a menudo no son reconocidos o protegidos por los derechos laborales básicos”.
La Fundación Barceló aprovecha la celebración para acercarnos a la historia de Bintu, un chico de 8 años que vive con su familia en Burkina Faso, en un poblado llamado Bazoule y remarcarnos el compromiso de la entidad con el acceso al agua potable.
“Hasta hace pocos meses no tenía ningún pozo de agua potable cerca de su casa. Por eso, cada día se levantaba a las 6 de la mañana y caminaba hora y media, para ir con su madre Fattimatta a por agua a un poblado cercano, ubicado a seis kilómetros. Como su madre cargaba un bidón de 20 litros en la cabeza, ella debía llevar un cubo de 5 y su hermana recién nacida a la espalda. Esa era la única forma de conseguir agua para beber, hacer la comida y mínimamente poder asearse.
Más de 3 millones de personas en Burkina Faso se encuentran en la misma situación que Bintu y lo más importante, padecen enfermedades hídricas o graves intoxicaciones por ingerir agua contaminada”.
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El abastecimiento de agua potable es un elemento esencial para la supervivencia de las personas y el desarrollo de las comunidades, por ello, la Fundación Barceló firmó hace unos meses un convenio con la Asociación Agua para el Sahel, para construir 6 pozos de agua potable en distintos poblados rurales del país.
Acercar el punto de agua potable al poblado no tan solo ha disminuido el número de infecciones, sino que también ha disminuido el cansancio de mujeres y niñas. Incluso algunas de ellas, como Bintu, han podido volver al colegio “Mamá ahora ya no me necesita, por eso me ha vuelto a apuntar a la escuela. Estoy muy contenta”, asegura.
La construcción de los pozos de agua potable también ha permitido a muchas familias poner en marcha un pequeño huerto, para plantar frutar y verduras y poder enriquecer así la dieta de todos sus miembros. Cosa impensable años atrás, ya que la sequía reina en el país en un 99% durante el año.