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Se trata de páginas sobre cómo autolesionarse (21%); cómo hacer daño a otras personas (23%) o cómo estar extremadamente delgado/a (28,6%), entre otras.
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El 55,4% de los jóvenes asegura que miran el móvil constantemente, incluso en clase o trabajando (29,3%). Cada vez son más los que opinan que este tiempo que invierten en internet y redes sociales es excesivo.
Los y las jóvenes españoles de 14 a 24 años consideran internet y las redes sociales el lugar “donde hay que estar y desde el que hay que relacionarse”. De hecho, consideran “raros” a los pocos que rechazan el uso de las tecnologías de la información, aunque también a aquellos que realizan un uso excesivo sacrificando parte de su vida offline por una sobreexposición online.
Mayoritariamente mantienen un discurso que resalta las ventajas de su actividad virtual –no muy diferentes de las ventajas que señalan los adultos- entre las que destacan hacer nuevos amigos/as (50,7%); relacionarse más con personas que están lejos (65,4%) o con sus amigos de siempre (47%); ser más eficiente o competente (41%); o simplemente divertirse (31,8%).
Cuatro de cada diez jóvenes, incluso considera que el uso de internet y redes sociales provoca que, en algún grado, aumente su autoestima, sobre todo lo señalan los hombres jóvenes.
Sin embargo, esta visión positiva de las redes sociales e internet no impide que perciban riesgos claros. De hecho el 70% de los y las jóvenes cree que los riesgos de acoso en internet y redes sociales son “bastante o muy frecuentes” o que sean víctima de situaciones graves como el maltrato –amenazas, insultos, bromas pesadas, etc.- que afirma haber sufrido el 34%.
Éstas son algunas de las principales conclusiones del estudio “Jóvenes en el mundo virtual: usos, prácticas y riesgos”, realizado por la Fundación Mapfre y el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la Fad.
El estudio ha sido realizado mediante un panel online representativo de la juventud española, realizado a más 1.400 jóvenes entre 14 y 24 años, y cuatro grupos de discusión compuestos según variables de género, edad y clase social. En él se identifican los principales elementos que se relacionan con usos problemáticos de las TIC en la población joven.
Los riesgos a los que se enfrentan en el mundo virtual
Los riesgos a los que se enfrentan los jóvenes en internet y redes sociales derivan, por una parte, de su propia actividad (arrepentirse de haber enviado/compartido algún contenido, por ejemplo) pero también del contenido que encuentran en la Red.
Un 34% de los y las jóvenes de 14 a 24 años afirma haber sufrido algún tipo de maltrato por internet o redes sociales (bromas personales que no gustan, actos de exclusión, insultos, amenazas, etc) mientras que un 9,2% reconoce haber ejercido este tipo de maltrato.
Además, ambos fenómenos (sufrir y ejercer maltrato) parecen estar relacionados: entre aquellos que han sufrido maltrato de forma repetida a través de medios online (34%) hay un 19,5% que a su vez ha ejercido este tipo de maltrato, diez puntos por encima de la media general. Porcentajes que indican que existe el doble de probabilidades de ser maltratador si se ha sufrido maltrato.
De este modo, entre el 10 y el 16% de los jóvenes señala que alguna vez alguien ha usado su contraseña o su teléfono para acceder a información privada, que alguien ha utilizado información personal de una manera que no le ha gustado, que ha perdido dinero porque le han engañado en internet y que algún desconocido ha suplantado su personalidad en Internet o en las redes sociales.
También los contenidos duros y potencialmente peligrosos a los que acceden en la Red suponen un riesgo claro. En porcentajes nada desdeñables, los y las jóvenes españoles señalan haber visto en el último año:
En cuanto al acoso, prácticamente el 70% de los y las jóvenes cree que es “bastante o muy frecuente”, refiriéndose tanto los casos de acoso de adultos a menores (grooming) como de acoso entre compañeros/as (ciberbullyng). El mismo porcentaje (70%) considera que es “mucho más frecuente de lo que se dice”. Además también consideran cada vez más frecuente el envío de imágenes privadas y comprometidas sin consentimiento.
Perfil del joven en el mundo virtual
Los jóvenes se conectan fundamentalmente a internet para buscar información (90,2%); para escuchar o descargar música (90%); para mantener el contacto con personas que no pueden ver (74,8%); o para jugar online a videojuegos (70%). También hay una preocupante minoría significativa del 22% que apuesta online.
Tienen sus propios smartphones (84,1%) y ordenadores portátiles (72,9%). Menos de la mitad usan tablets (43,3%) u ordenadores de sobremesa (36,9%).
La amplia mayoría de las y los jóvenes (91,2%) de estas edades tiene un perfil en redes sociales que usa habitualmente y más de la mitad cuentan con más de 250 contactos.
En cuanto a las redes sociales o las app de mensajería, las utilizan para mantener contactos muy frecuentes con sus amigos y amigas o con la familia, pero también existen porcentajes significativos –mayores del 20%- de jóvenes de 14 a 24 años que asegura tener un contacto constante con personas que ha conocido online. El 25% considera bastante o muy probable quedar con alguien que han conocido por internet.
El 43% de los y las jóvenes señalan que alguna vez han tenido que pedir ayuda o consejo sobre situaciones que le surgieron en Internet o redes sociales y no pudieron resolver de forma individual. Cuando tales dificultades aparecen, los amigos y amigas son, con mucha diferencia, las personas a las que se suele acudir (78%). El 29,6% recurre a sus padres o hermanos/as (26,7%) y tan sólo un 10% recurre a sus profesores.
Para Eulalia Alemany, directora técnica del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la Fad: “Es fundamental entender que ni padres ni profesores están legitimados ante los jóvenes como referentes en internet o redes sociales. Por eso es prioritario que las estrategias de prevención de los riesgos del mundo online se dirijan a los jóvenes directamente. Necesitamos y debemos hablar con ellos sin intermediarios y en la Fad estamos trabajando en este sentido”.
En cuanto a la percepción que tienen sobre su experiencia virtual, parece que son muy conscientes de que internet y las redes sociales implican un riesgo de engaño y de pérdida de privacidad. El 54% afirma que “En las redes sociales te engañan muchas veces” y el 51,9% asume que “Al usar redes sociales resulta inevitable que personas desconocidas sepan cosas de tí”. Sin embargo, no es algo que les preocupe especialmente porque asumen que deben renunciar a parte de su privacidad e intimidad para poder estar en redes.
Más horas conectados
Cada vez con más los que opinan que el tiempo que invierten en las redes es excesivo. El 55,4% de las y los jóvenes asegura que miran el móvil constantemente, incluso en clase o trabajando (29,3%) y aunque estén con gente (19,7%). Cada vez son más los que opinan que este tiempo que invierten en internet y redes sociales es excesivo.
Sin embargo, y aún considerándolo excesivo, es un precio que están dispuestos a pagar por estar y relacionarse a través de redes o internet. Llegan a hablar de “Adicción beneficiosa” o “bendita dependencia”.
La cantidad de tiempo invertido en redes sociales, en la gestión de su yo online, provoca que dejen de lado otras actividades como estudiar (49,9%), leer (49%) o practicar deporte (31,4%). Especialmente preocupante resulta el aumento en los últimos tres años de los jóvenes que reconocen que pierden horas de sueño por estar en redes: 31,3% en 2015 y 43,2% en 2018.
Más de la mitad de los jóvenes reconoce que alguna vez se ha sentido saturado/a por el uso de internet y redes sociales hasta el punto de tener que “desconectarse” (23,4% lo ha experimentado “muchas veces”). También un 49% asegura haberse sentido con alguna o mucha frecuencia “dependiente”. Esto supone un crecimiento de tres puntos con respecto a 2015.
Muy significativo de este cierto nivel de dependencia percibido es que el 50% de los y las jóvenes reconozcan sentir con mucha frecuencia “un fuerte impulso de comprobar mi teléfono para ver si había pasado algo nuevo”, un cierto FOMO (Fear of missing Out) o ansiedad por no enterarse y quedar excluidos de algo que ocurra en redes.
Prevención: menos horas y más vigilancia adulta
A lo largo de este curso escolar, Fundación MAPFRE llevará a cabo el programa educativo “ControlaTIC”, en el que hasta la fecha han participado más de 100.000 adolescentes de 500 centros educativos de toda España con el objetivo de hacerles llegar los conocimientos y las herramientas apropiadas para que sean conscientes de que hay que utilizar las nuevas tecnologías de forma responsable, controlada y segura.
Dentro de este programa se dan a conocer recomendaciones que varían en función de la edad. Hasta que los menores cumplan 14 años se propone fijar unas normas de uso concretas que estén lo más consensuadas posibles, como por ejemplo, limitar el tiempo que los menores dedican a las nuevas tecnologías, estableciendo lugares abiertos y comunes y tiempos limitados (no superiores a las dos horas al día) para utilizarlos. También se propone supervisar el uso, especialmente hasta que los menores tengan 12 años, y evitar que utilicen el ordenador y el móvil para rellenar tiempos muertos y antes de cumplir con sus responsabilidades.
Los expertos advierten, además, que se debe educar en las nuevas formas de comunicación, sobre todo fomentando competencias clave como el pensamiento crítico, basado en enseñarles a diferenciar la información veraz de los bulos, a que no confíen en cualquiera, a que cuestionen las motivaciones de quien encuentran en la red, y a que sean cautelosos con la información personal que comparten. También es importante que entiendan el valor de la intimidad y la privacidad, ayudándoles a que se cuestionen su sobrexposición y haciéndoles ver que lo que se sube a la red puede tener consecuencias a medio y a largo plazo.
Promover el acercamiento de los adultos, tanto padres como educadores es también otro aspecto clave, especialmente con el fin de que entiendan cómo se relacionan los jóvenes el entorno digital y puedan ayudarles ante situaciones de riesgo en la red.