Este sábado 29 de abril se presentan en la galería Dionís Bennàssar de Pollença los últimos trabajos del artista granadino, y alcudiense de adopción, Josep María Alaminos. La muestra lleva el título de ‘Germen’ y consta de pinturas recientes que Alaminos realiza a partir de la interpretación de los mensajes subyacentes en el ‘Llibre de Meravelles’ de Ramon Llull, y más concretamente en el quinto libro, dedicado a las plantas.
Las obras se centran en la relación del Hombre y la Naturaleza. Son pinturas cargadas de gran contenido simbólico, y que suponen un paso más en la indagación plástica que el artista realiza basándose en la investigación del conocimiento que plantea la cosmología luliana, donde la realidad se constituye por una triple dimensión: humana, divina y cósmica.
Basculando entre abstracción y figuración, en las composiciones de Alaminos descubrimos una concepción abstracta en la realización de los fondos. Sobre superficies vibrantes de diferentes matices de blanco, se conforman composiciones abiertas donde se distribuyen manchas aleatorias, chorreados y formas irregulares que se desplazan, al azar, sobre materiales líquidos y construyen universos, nebulosas y galaxias a modo de paisaje inconcreto e infinito.
Es así como se construye la base donde se distribuirán los componentes figurativos que completan la obra: los elementos vegetales y las figuras humanas. Plantas y flores son transferidas en el espacio abierto donde se desarrollará la vida, y serán el germen que provocará el nacimiento de un nuevo individuo: el Hombre. Estos seres, figuras humanas de colores vibrantes, se diseminan sobre la tela y, a modo de insectos, se integran con los elementos de la naturaleza, de la cual son producto, y se relacionan con ella para constituir asociaciones que determinan composiciones dinámicas donde los individuos dialogan con plantas, ramas, flores, raíces… estableciendo una conexión vital.
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El escritor llosetense Pere Joan Martorell, autor de la presentación del catálogo, escribe:
“Las interpretaciones de este contacto del hombre con la naturaleza basculan entre la investigación del “locus amoenus” ideal, que preconizaba Thoreau, a tomar conciencia de los peligros derivados de la vida en sociedad que denunciaba Rousseau. Por eso mismo, no podemos obviar el ámbito meditativo, de talante filosófico, de estas bellísimas composiciones.
El pintor sabe que cada figura, cada pigmento, cada trazo, cada gesto… tienen que tener su sentido preciso y definitivo. Alaminos utiliza la tampografía para estampar en la tela su sello particular, la voz definitoria del propio discurso, una marca registrada con colores orgánicos, germinadores, que colisionan, interactúan, dialogan, creando una atmósfera cargada de tensiones y enfrentamientos. Pero se trata de un conflicto que nos ayuda a responder interrogantes mediante la propuesta de unas dualidades siempre presentes, que enriquecen el mensaje debido a esta capacidad de ser y no-ser al mismo tiempo.
Así, se van generando toda una serie de ambivalencias dicotómicas –presencia-ausencia, orden-caos, quietud-movimiento– que proporcionan al conjunto una gran dosis de creatividad sincera, comprometida con el arte verdadero y la vida estallando, motivos generadores que se fusionan en una visión existencialista, cargada de humanismo y espiritualidad, del mundo y la bola.” [/colored_box]