En España hay más de ocho millones de personas alérgicas a pólenes
En el litoral mediterráneo los pólenes más frecuentes son los de parietaria, olivo y gramíneas
La contaminación y el cambio climático, entre las principales causas del incremento en el número de personas con alergia a pólenes
Según datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) las enfermedades alérgicas por pólenes afectan en nuestro país a más de ocho millones de personas, siete de los cuales son alérgicos a gramíneas seguidos en orden decreciente por alergia al olivo, arizónica, plátano de sombra, salsola y parietaria.
Existe una relación directa entre algunos factores climatológicos del otoño e invierno como es el caso de las lluvias, temperatura y humedad y los recuentos de pólenes de gramíneas durante la primavera. Gracias a la recopilación de los datos de las 62 estaciones aerobiológicas del Comité de Aerobiología de la SEAIC, junto con los factores climatológicos proporcionados por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) y con la colaboración del Área de Estadística e Investigación Operativa de la Universidad de Castilla La Mancha, se establece el nivel de intensidad de esta primavera para los pacientes alérgicos en las diferentes zonas geográficas.
El doctor Ángel Moral, presidente del Comité de Aerobiología de la SEAIC, explica que en el litoral mediterráneo los pólenes más frecuentes son los de parietaria, olivo y gramíneas. “Este año los alérgicos a pólenes de gramíneas se enfrentarán a una primavera leve, que oscilará entre los 1.000 granos/m3 de Cartagena y los 2.400 granos/m3 de Lérida. Por su parte, en otras ciudades como Alicante, Castellón, Valencia, Barcelona, Gerona, Tarragona y Murcia, se esperan valores entre 1.000 y 1.500 granos/m3”, detalla el alergólogo.
En este sentido, el doctor resalta que “en Barcelona predominan los alérgicos al plátano de sombra. Estos árboles se encuentran prioritariamente en parques y jardines, por lo que las personas que vivan en esta ciudad notarán más molestias”, comenta.
En esta misma línea, el doctor Moral detalla que en los últimos diez años se ha duplicado el porcentaje de alérgicos a los pólenes más alergénicos. “Las gramíneas han pasado del 35% al 74%, la arizónica del 9% al 23%, el plátano de sombra y la salsola del 7% al 14% y el olivo del 30% al 52%. La causa parece hallarse en el efecto de la contaminación y el cambio climático sobre los pólenes”, subraya el alergólogo.
La contaminación y el cambio climático: promotores de la alergia al polen
La emisión de partículas contaminantes procedentes de las calefacciones y de los motores diésel altera la estructura del polen haciendo que este genere proteínas de estrés como mecanismo de defensa y aumentando su capacidad de inducir una respuesta alérgica en personas susceptibles. “Estas proteínas de estrés incrementan la agresividad del polen en las ciudades y en poblaciones que viven cerca de autopistas en comparación con los pólenes de zonas rurales sin contaminación. Por este motivo, en las ciudades se producen más casos de alergia a pesar de que la concentración de pólenes sea menor que en el campo. Los altos niveles de contaminación de las ciudades favorecen el fenómeno de inversión térmica que impide a los pólenes abandonar la atmósfera e incrementa el tiempo de exposición a ellos”, explica el alergólogo.
Objetivo: mantener la alergia a raya
La patología alérgica dificulta en muchos aspectos la vida diaria de los pacientes, a la vez que lleva consigo un alto coste socioeconómico. Tal y como afirma el doctor Antonio Valero, presidente de la SEAIC, “las enfermedades alérgicas precisan de un manejo integral, no solo desde el punto de vista terapéutico, sino también orientando al paciente, sobre cómo convivir mejor con su enfermedad”.
Existen algunas medidas que mejoran la calidad de vida de los pacientes alérgicos, cuyos síntomas no se circunscriben únicamente a los meses de primavera. “Frecuentemente recomendamos el uso de mascarillas homologadas, aplicaciones móviles que se nutren de la web del comité de aerobiología de la SEAIC, filtros antipolen en el coche o los purificadores de aire para interiores, apunta el alergólogo.
Aparte del uso de las mascarillas, el doctor Valero insiste en que “la inmunoterapia o vacunación antialérgica debe considerarse siempre como una herramienta terapéutica de primer orden en el manejo de los pacientes alérgicos porque es el único tratamiento que puede modificar la evolución natural de la patología alérgica”, advierte.
Los niños y la alergia al polen
Las enfermedades alérgicas son muy frecuentes en la edad pediátrica. El último estudio llevado a cabo por la SEAIC[1] revela que el primer motivo de consulta en menores de 14 años y por el que más frecuentemente se acude al alergólogo es la rinitis (33% de los casos) seguido de conjuntivitis (23%) y asma (17%) en su mayoría causado por pólenes.
“Muchas veces, y especialmente en la infancia, las diferentes manifestaciones de las enfermedades alérgicas (rinitis, asma, alergia alimentaria, dermatitis, etcétera) se dan de forma simultánea. El alergólogo es el único especialista que puede hacer un abordaje conjunto de todos los problemas que afectan al niño alérgico sin que este tenga que «peregrinar» por las diferentes consultas médicas”, explica el presidente. “El buen control de la enfermedad alérgica pasa por acudir a la consulta del alergólogo ante los primeros síntomas de sospecha y sea cual sea la edad del afectado”.