Cuatro de los once alumnos del Taller Ocupacional de Hostelería de ASNIMO han impartido un taller de Protección de Riesgos Laborales a los alumnos de 1º de ESO del Colegio San Cayetano con un resultado excelente. De hecho, los propios ‘docentes’, María, Miguel, Kevin y Sergio, calificaron a la clase con un sobresaliente (entre un 9 y un 10).
Este es el primer curso en el que colaboran ASNIMO y el colegio San Cayetano, pero es el tercero de los talleres que imparten los alumnos de talleres ocupacionales. El primero fue administrativo, y los chicos y chicas enseñaron a los más pequeños la manera correcta de hacer un currículum vitae. El segundo fue antes de Navidad, en el que hicieron bonitos centros de flores secas. En esta ocasión ha sido PRL.
En el taller, dirigido por la monitora del Taller de Hostelería de ASNIMO, Patricia Amor Martín, además de toda la clase, participaron Marta Fuster, profesora de San Cayetano, Irene Pascual, tutora de la clase de 1º de ESO y Julia Díaz, Psicóloga y Orientadora del centro escolar. Después de presentarse, cada uno de los alumnos-profesores de ASNIMO, contaron sus obligaciones y deberes tanto en el centro como en el Taller Ocupacional de Hostelería, pasando después a la fase práctica, en la que se repartieron unas hojas con diferentes peligros y consecuencias que había que recortar y pegar, agrupadas correctamente, en un folio. Cada uno de los peligros laborales se explicó correctamente, así como sus consecuencias.
Patricia Amor explica que sus alumnos, en ASNIMO, tienen entre 22 y 39 años, aunque pueden empezar con 21, que el objetivo es la inserción laboral, y que no hay límite de edad para abandonar las clases. Dentro de la programación del curso se imparte formación para camareros de pisos, lavandería, camareros de bar, camareros de comedor y ayudantes de cocina, y que además tienen actividades por las tardes.
A pesar de lo nerviosos que estaban, los ‘profesores’ María, Miguel, Kevin y Sergio, hicieron una excelente exposición y una tarea de supervisión encomiable, para que todo estuviera bien recortado, que no hubiera papeles en el suelo y que las viñetas se pegaran en su casilla correspondiente. Cabe destacar el trato por parte del centro escolar, que no sólo les invitó a una buena merienda antes de empezar, sino que estuvo pendiente de la buena marcha de la jornada en todo momento y consiguió un clima tan agradable que era imposible ponerle fin. Incluso cantaron una buena selección de temas musicales que no tienen parangón. En definitiva, una experiencia digna de ser aplaudida, repetida y multiplicada.