Existen muchas maneras en las que se pueden manifestar los celos, diferentes desencadenantes y diferentes formas de experimentar este sentimiento que, llevado al extremo, puede ocultar implicaciones peligrosas. Hay quienes están celosos de compañeros de trabajo, otros de colegas del cole, algunos simplemente de la camarera del bar de la esquina, luego están las madres y los padres de la guardería de los niños, y finalmente el gran grupo de los ex. El mito indestructible, una presencia indefinida que se cierne dentro de la relación y de la que nunca sabemos lo suficiente.
Los expertos de Mundopsicologos.com, nos explican por qué esta categoría desempeña un papel propio en el mundo de los celos, tanto que merece su propio nombre: celos retroactivos o síndrome de Rebeca.
¿Quién es Rebeca?
Rebecca es una película de 1940 dirigida por Alfred Hitchcock. En este film de culto del cine internacional, la segunda esposa de un viudo rico y noble, impulsada por las circunstancias y por la adoración del ama de llaves por la antigua casera, que nunca deja de idolatrar a la difunta, comienza a alimentar un sentimiento de celos insoportables hacia la primera esposa.
Celos que resultan ser completamente infundados , porque en realidad, detrás del primer matrimonio aparentemente perfecto de su esposo, se esconden traiciones, mentiras, infelicidad, rencores y crímenes.
Celosos del pasado
Unos celos que en la mayoría de los casos no tienen una base real, lo que genera una fuerte inseguridad en quienes los sufren y una incapacidad para gestionarlos por parte de quienes los padecen indirectamente.
Es estar celoso de un fantasma, y muy a menudo más de uno. Las personas con síndrome de Rebeca, de hecho, no dejan de imaginarse a su pareja viviendo historias pasadas y sufren pensando en todos los ex que a lo largo de los años han pasado por sus brazos. Las consecuencias inevitables llegan a comprometer la relación hasta la destrucción total.
Causas de activación
Lo que desencadena los celos retroactivos es, sobre todo, la inseguridad, el sentimiento de inferioridad desde diferentes puntos de vista, desde lo sexual a lo estético o intelectual, y una inquietante necesidad de posesividad.
Este sentimiento de inadecuación lleva al sujeto que padece el síndrome de Rebeca a sentirse continuamente en una posición de segundo nivel en comparación con los amores pasados y no poder vivir serenamente lo que uno tiene. Las consecuencias inevitablemente tienen repercusiones también en la pareja, que tarde o temprano comenzará a ser víctima de los pensamientos obsesivos del otro, algo que no es nada fácil de manejar.
Diferencias entre hombres y mujeres
Aunque la dinámica del desarrollo y la manifestación son muy similares, detrás del desencadenamiento de los celos retroactivos es posible rastrear modelos culturales y sociales que muestran cómo, en general, hombres y mujeres están movidos por diferentes razones hacia este síndrome autodestructivo (y no solo).
Para los hombres , el hecho de que la mujer ya “fue” de otros hombres representa un problema de no exclusividad. En este sentido, en el hombre es más fácil vincular los celos retroactivos con el aspecto de la posesión, orgullo y necesidad de dominación y afirmación del ego dominante. Para la mujer, en la mayoría de los casos, es su inseguridad la que la impulsa. La necesidad de ser la mejor y superar a la competencia, ser la elegida, la ganadora.
Tratamiento del síndrome de Rebeca
Las consecuencias del síndrome de Rebeca van desde la ansiedad hasta la depresión , pasando por estados de ira y pérdida de lucidez, comprometiendo no sólo la armonía de la pareja sino que también las otras áreas de la vida cotidiana.
El primer paso para salir de esta obsesión es reconocer que hay un problema. Aprender a distanciarse e intentar recuperar la lucidez. En muchos casos, quienes sufren de celos retroactivos son personas que tienen una gran necesidad de control en un sentido más amplio, por lo que es muy importante comenzar por ahí. Hay que aprender a es imposible tener el mando de toda situación. El miedo al abandono es otro elemento clave que debe ser trabajado, y en caso de resultar demasiado complejo para ser manejado únicamente por uno mismo, la recomendación es confiar en un especialista que pueda guiar un camino terapéutico, con el fin de resolver problemas en profundidad.
Para aquellos que tienen una pareja con el Síndrome de Rebeca, la mejor actitud es no proporcionar información y detalles excesivos sobre sus historias pasadas, evitar comparaciones y, sobre todo, no sentirse culpables por tener un pasado. Todos tienen un pasado, incluso quienes sufren celos retrospectivos.