“Hola, me llamo Alfonso, tengo 17 años y estudio en el Taller Ocupacional de Administrativo de ASNIMO, aunque ya he trabajado en diferentes empresas. Me gusta mucho montar a caballo y me apasiona el fútbol –Visca el Barça!. También estoy muy enamorado. Quiero casarme con mi novia y tener un trabajo. Tengo Síndrome de Down”.
Ellos no ‘sufren’, no ‘padecen’, no ‘están afectados’ de Síndrome de Down (SD). Simplemente lo tienen, como tú los ojos claros o yo el pelo rizado.
“Hola, somos Anabel y Daniela, tenemos 16 años y tenemos Síndrome de Down. Venimos al colegio a estudiar, a trabajar, a aprender y a divertirnos. Podemos tener muchos amigos porque todos somos iguales y todos tenemos derecho a ser felices”.
“Y yo soy Carlos, tengo 17 años y soy de Calvià. Tengo Síndrome de Down, estudio Administrativo y lo que quiero en esta vida es estudiar, trabajar y ganar dinero, porque tengo pareja y algún día nos casaremos. Ya he hecho diferentes prácticas empresariales y quiero ser feliz”.
La Jornada de Puertas Abiertas de ASNIMO ha contado (entre otras muchas cosas) con testimonios muy emotivos de los propios usuarios. También Juan Perera, fundador y director del centro, ha explicado en una breve intervención (“los protagonistas son ellos”, dice), que el SD “no es una enfermedad sino una condición especial para estar en este mundo, un mundo del que los que nos pretendemos ‘normales’ tenemos mucho que aprender”, dice. Yo lo sabía. Son los regalos que nos dejan las hadas.
Perera tiene claro que la visión del SD ha cambiado radicalmente su posición en la sociedad. “Hoy podemos decir con gran satisfacción que tenemos, sólo en Palma, a 24 jóvenes formados en ASNIMO que están trabajando en empresas ordinarias”. Sólo por eso ya dejan de serlo (‘ordinarias’) y se convierten en empresas especiales, en más agradables, en mejores. “La empresa privada cada vez nos apoya más y mejor, lo que se ha dado en llamar ‘Responsabilidad Social Corporativa’, ese es el mensaje y esa es nuestra lucha, que estos chicos y chicas sean lo más independientes posible, lo más autónomos posible, porque gracias a los avances médicos cada vez tienen una esperanza de vida más alta y sobreviven a sus padres. No son (nunca deben ser, ni de lejos) una carga para sus familias ni para nadie. Ese es nuestro trabajo: su felicidad”.
Ciertamente, en el Día Internacional del Síndrome de Down han demostrado su valía los alumnos (y los profesores) de los Talleres Ocupacionales de Horno, Flor Seca, Decoración, Restauración de Muebles, Jardinería (Sempre Verd), Hostelería y Administrativo (¿cómo olvidar esas galletas, esas cocas y los gofres? Mmmm…, la ornamentación –que también hacen por encargo, recordatorios para fiestas, bodas, bautizos y comuniones-, la cestería primaveral ahora que llega el buen tiempo, muebles a los que han dado un aire inimitable –pide presupuesto para restauración, vale la pena por precio y por calidad- y el ambiente, esas muestras de cariño que no se pueden pagar con dinero).
El eslogan ya no es ‘ayúdales a caminar’, ahora el mensaje es ‘deja que te enseñen, que te hagan feliz’. No sabes hasta dónde pueden ayudarte a ti a caminar por la vida… si te lo mereces.
Felicidades, ASNIMO, por un trabajo bien hecho. Y enhorabuena, alumnos, por hacernos tan felices.