El muralista ha ilustrado en un mural fotogramas para reivindicar el mundo rural, y en el otro ha representado el bordado mallorquín con baldosas hidráulicas
El principal reto para el artista ha sido pintar en una superficie longitudinal
El muralista Joan Aguiló, conocido por pintar murales de gran tamaño, ha terminado el segundo de los murales en los que ha estado trabajando los últimos dos meses en Marratxí, concretamente en las dos entradas del Pla de na Tesa.
Este segundo mural, pintado en el muro de la rotonda de la calle General Weyler, es un reconocimiento que el artista ha hecho de un rasgo definitorio de la cultura mallorquina, como es el bordado. «He querido vincular el bordado mallorquín con el dibujo de baldosas hidráulicas», explica Aguiló. La superficie pintada son unos 100 metros longitudinales, con un muro bajo y largo.
«El hecho de plasmar el mural en este formato ha supuesto un reto para mí, tanto en esta obra como en la primera, en que simulando los fotogramas cinematográficos he dado protagonismo a un niño que recoge una naranja, que simboliza el mundo. En cierta forma, también he intentado poner en valor el entorno del muro, rural y vincularlo con la naturaleza», añade.