La noche de los tiempos anuncia el fin del mundo tal y como lo conocemos. Empieza la era Vandalis. Una tempestad como símbolo de la emanación, tañir de campanas interpretando el verbo, llegan las parcas como hijas de la noche y comienza la danza de la Muerte. Las trompetas se gritan unas a otras y aparece el cántico de Lady Cougar.
La gran sorpresa de la noche, la aparición de La Sibil·la, por primera vez, en un concierto de ópera rock. Lady Cougar se convierte en profetisa del fin del mundo, igual que se convierte en varón mentando Turandot y logra bordar ‘Nessun dorma’, una de las arias más conocidas (y más difíciles) para tenor, que representa la victoria del amor sobre el odio, donde Calaf clama que nadie se duerma para descifrar el nombre del joven héroe.
Vandalis ofreció un espectacular concierto en la Sala Dante de Palma, que casi se quedó pequeña para acoger a un público más que entregado. Bajo el muro de guitarras de Ariel Mendoza, respaldado por una atronadora base rítmica a cargo de Manu López Méndez (bajo) y Daniel Torrent (batería), arropados por las fantásticas melodías del teclado de Cristian Loncharich y la impresionante voz soprano de Elsa Salord (marratxinera de convicción), Vandalis demuestra todas las facetas de lo que se puede hacer con una fusión tan fuera de lo común, parte de una producción muy poco vista en España. El grupo tiene un CD de promoción, ‘Warriors of the opera’, que se abre con el video clip ‘Ave Maria’, largamente aplaudido.
No faltaron tampoco los grandes éxitos del grupo, ‘Con te partiro’, ‘Ode des freude’ y las canciones originales de Vandalis. Seis idiomas para un gran repertorio en una noche mágica, majestuosa y, anecdóticamente, sin WhatsApp…