El mediático pianista británico James Rhodes (Londres, 1975) actuará por primera vez en Palma el próximo 4 de junio. Pisará el escenario del Trui Teatre ese día a las 20 horas.
James Rhodes se abre en canal ante el mundo. Explica el infierno vivido en su infancia y cómo lo purgó gracias a la música. La forma en que traslada a palabras su amor por la música estiró la emoción. El personaje en sí, totalmente atípico en la escena clásica, puso el resto, y lo convirtió en un fenómeno mediático.
Hoy Rhodes es el tipo de gafas y pelo enmarañado concertista de piano que toca a Chopin con sudadera y vaqueros o el divulgador que mezcla música clásica y cultura pop irritando a los puristas.
Fue con Toca el piano, interpreta a Bach en seis semanas. El título lo dice todo. También es provocador. Pero en ese caso lo es respecto al supuesto encorsetamiento de la música clásica que Rhodes denuncia de continuo. Autodidacta en la mayor parte de su formación, el músico británico juega el papel de enfant terrible. Divide a los aficionados por un lado. Por otro seduce a los profanos que, de su mano, entran en el mundo de la clásica por primera vez.
James Rhodes lo ha dicho y lo ha repetido: la música le ha salvado la vida. Pero no la música que se escucha en las radio fórmulas o aquella de la que hablan los periódicos en sus crónicas apresuradas de los macro festivales digamos pop. No. Él habla de la música mal llamada clásica. Bach, Beethoven, Chopin y tantos otros. Música que se compuso hace siglos, y que aún hoy apela a nuestras emociones más profundas. Esta es la música que el pianista y comunicador británico nos ofrecerá en un concierto especial en el que el repertorio se verá salpimentado por sus comentarios: la dura vida, pero sin increíblemente creativa y feliz de Johann Sebastian Bach; las pasiones perturbadoras de Beethoven, la relación enfermiza y disfuncional entre Chopin y George Sand. y tantos otros, nos demostrará el apasionado James Rhodes en su primer recital en Palma, tienen todo el swing del mundo. Porque, en efecto, hablamos de música que, literalmente, te puede salvar la vida.
El artista prefiere no anunciar el programa. Considera que los programas de mano habituales de la música clásica distraen demasiado en relación con la música. Él mismo anunciará desde el escenario las piezas que tocará, y también por qué las ha escogido.
En lo que hace sobre el escenario han surgido voces críticas. Se cuestiona la novedad de su supuesta modernidad desaliñada, apelando a músicos maestros, a los que siempre les ha gustado coquetear con lo alternativo. También se pone en duda su técnica, que según algunos críticos genera deficientes ejecuciones. Además, se reprueban sus discursos entre en pieza y pieza, desvirtuando el ritual del concierto tradicional. Frente a ello, existe un público curioso por verlo y otro convencido por haberlo visto. Convierten cada actuación suya en un triunfo. En Palma seguramente ocurrirá lo mismo.