Este viernes tuvo lugar lo que, junto con la entrega del premio de cerámica Benet Mas (que se entrega hoy sábado), es uno de los dos actos más significativos que se han llevado a cabo en esta XXXV Fira del Fang, esto es ‘la ceremonia japonesa del té’, actividad directamente vinculada a la temática que se ha escogido este año para la fira “La cerámica y el té”.
El acto de la ceremonia del té, que proviene de la filosofía Zen, despertó gran interés ante el numeroso público que acudió para seguir paso a paso esta sencilla ceremonia de hospitalidad que es la preparación del té al estilo japonés. La demostración de este bello ritual, corrió a cargo del maestro de ceremonias Perfecto Acosta y un ayudante, pertenecientes a la asociación Reido.
Tal como nos explicó Acosta, el té que se sirvió es un té verde en polvo, denominado ‘matcha’, un especialidad muy común (también se sirve en hojas), un té, como dijo, con grandes propiedades beneficiosas para el organismo. Una de las cosas que destacó el maestro, y que hay que tener muy en cuenta, es no llevar el agua nunca al punto de ebullición, ya que el exceso de temperatura sube la teína, lo que le confiere, además, a la infusión un sabor amargo. Así mismo, añadió, tampoco hay que dejar las hojas infusionando mucho tiempo, concretamente entre 3 y 5 minutos, ya que esta circunstancia produciría los mismos efectos que el exceso de temperatura en el agua.
La ceremonia del té se basa en la manera en la que el anfitrión prepara y sirve té a sus invitados en una taza tradicional de té, generalmente de gran belleza, y cómo el invitado muestra su aprecio al anfitrión en la forma que tiene de aceptar la taza de té (ver video abajo).
En el ritual, el anfitrión levanta el cucharón y el recipiente del té y coloca el ‘matcha’ (dos o tres cucharadas por invitado) en el cuenco; a continuación, llena el cucharón de agua caliente, vierte un tercio del agua en el cuenco y devuelve el resto al recipiente. Luego agita la mezcla con el agitador de bambú, hasta que adquiere un aspecto y consistencia similar a una sopa de guisantes espesa. Esta mezcla recibe el nombre de ‘koicha’.
El invitado hace una reverencia a los demás y coloca el cuenco en la palma de su mano izquierda, mientras lo sujeta por uno de sus lados con la derecha.
Cuencos de té los hay de varios tipos, pero principalmente suelen ser cuencos poco profundos. Los mejores cuencos son los fabricados a mano y las irregularidades e imperfecciones son muy apreciadas, hasta el punto de que a menudo son parte del motivo, incluso, a veces, es más apreciado un cuenco roto al que posteriormente se han pegado sus partes, ya que esta reconstrucción le da una nueva vida, lo que simboliza a la persona que ha ‘tocado fondo’ y ha sido capaz de resurgir.
Dos elementos a destacar, aparte de la taza, son el ‘chashaku’, que se trata de una pequeña cucharilla, generalmente fabricada de una sola pieza de bambú, aunque a veces puede encontrarse fabricada en madera o marfil, y que se utiliza para servir té en el cuenco.
Otro elemento es el ‘chasen’, una especie de brocha utilizada para mezclar el té con el agua caliente. Está fabricada con una única pieza de bambú. Se deterioran en muy pocos usos.
Aquí tienen un video resumen del acto celebrado este viernes en la Fira del Fang donde podrán apreciar todos los elementos y gestos que configuran este bello ritual: