La nueva comedia romántica de Netflix tiene sabor italiano con una apuesta segura por la nostalgia. En ocho episodios de media hora, ‘Generación 56k’ nos lleva del presente a finales de los 90 para desarrollar una historia de amor y amistad.
Por Dani López
‘Generación 56k’ (Generazione 56k) es la nueva apuesta con sabor italiano de Netflix. Después de éxitos como ‘Suburra’ o ‘Baby’, llega una comedia romántica que apuesta por la amistad y la nostalgia para construir una historia narrada en dos momentos temporales.
En 1998 los protagonistas son tan solo unos niños descubriendo el amor y la sexualidad en la isla de Procida. En ese entorno mágico, Daniel, Luca y Sandro edificarán una amistad que perdura más de 20 años después cuando trabajan juntos en una empresa tecnológica y siguen compartiendo su día a día.
Daniel (Angelo Spagnoletti) busca el amor a través de aplicaciones de citas y la casualidad o el destino le lleva a encontrarse con una chica de su pasado, Matilda (Cristina Cappelli). Comparten una velada muy especial en la que conectan por completo. Él siente que ha sido su mejor cita, pero no ha reconocido en su pareja a la niña con la que compartió tantos momentos de adolescente. Solo sabe que trabaja restaurando muebles y, por ello, comienza a llamar a todas las empresas del sector para tratar de localizarla. Cuando consigue que en el bar en el que estuvieron le den sus datos se queda sin palabras.
Matilda era, y sigue siendo, la mejor amiga de Inés (Claudia Tranchese), el amor platónico de Daniel en el pasado.
A lo largo de los capítulos, de media hora de duración, se va dibujando a los personajes buscando el paralelismo entre el pasado y el presente. Mientras Daniel bebía los vientos por Inés, Matilda estaba enamorada de él. Reencontrase con el chico dos décadas después la pone contra la espada y la pared porque está a punto de casarse con su novio Enea (Sebastiano Kiniger).
Ese encuentro casual llevará a los personajes a tener que tomar decisiones y abandonar la zona de confort. No se puede tener todo y hay que elegir bien qué es lo que se desea porque esa decisión puede cambiar el curso de las cosas y afectar otras vidas.
LA NOSTAGIA ESTÁ DE MODA
El recurso a la nostalgia está de moda. Es, sin duda, un camino directo para tocar las emociones de los espectadores arrastrándoles a recordar momentos de su infancia y adolescencia donde todo parecía ser único y lo más importante del mundo.
Los primeros pasos de Internet en los hogares sirven de referencia y dan título a la serie. Los protagonistas viven en la era del VHS, de las cintas de casete… Sin duda en un tiempo casi mágico en el que todo se movía a otro ritmo lejos del frenetismo actual de usar y tirar.
Ese tiempo pasado sienta las bases y conecta con el presente en un círculo en el que los personajes se mueven con soltura.
Es una serie fácil de ver, que muestra los dos lados de la historia en dos tiempos y que deja muy buen sabor de boca al espectador.