Baleares es un destino de ensueño en cualquier época del año y en San Valentín ofrece leyendas de amor para enamorarse.
Baleares sigue enamorando a quienes las visitan, un destino en el que naturaleza, playas, miradores y atardeceres perfectos se mezclan con la historia de sus gentes. Cada rincón cuenta una historia, y entre ellas, muchas se han transformado en leyendas donde el amor, en sus distintas formas, es el protagonista; haciendo del archipiélago una alternativa fantástica para disfrutar de San Valentín en un lugar que combina historia, gastronomía y un entorno natural único.
La Torre de l’Amor en Mallorca
Situada en el antiguo barrio judío de Palma, la calle de la Torre de l’Amor es pequeña y recogida, terminando en la plaza de Mossèn Miquel Maura, un espacio donde se encuentran el teatro Xesc Forteza y el convento neogótico de las Monges del Culte Eucarístic.
La historia detrás de esta calle se remonta a 1365, cuando Moshé Faquim, un hombre soltero, se sintió atraído por la esposa de su vecino, el casado Magaluf Natjar. Este amor prohibido desató un gran escándalo en la comunidad judía, y para poder contemplar a la mujer de su pasión, Faquim mandó construir una torre que miraba directamente a su ventana, a la que llamó «La Torre del Amor».
El enfado de Natjar fue tal que, tras años de queja, logró que el rey Pere IV ordenara reducir la altura de la torre en 1379. Hoy en día, lo que queda es una antigua atalaya, ahora ubicada en un edificio del siglo XIX.
La naveta des Tudons en Menorca
Ciutadella está llena de leyendas de amores y tragedias, muchas protagonizadas por gigantes y piratas. Una de las más famosas relata la competencia entre dos gigantes que se enamoraron de la misma mujer. Como parte de un reto, uno construyó la impresionante naveta des Tudons, mientras que el otro cavó un pozo para encontrar agua. Pero, al escuchar que el pozo había dado agua, el primero, furioso, arrojó la última piedra que llevaba y mató a su rival. Avergonzado, huyó, dejando la naveta incompleta, lo que explica por qué le falta una piedra.
![](https://www.diariodemarratxi.com/wp-content/uploads/2025/02/menorca.jpg)
Por otro lado, la historia de amor entre el pirata Xoroi y una bella menorquina también forma parte del folklore. Cuando Xoroi fue descubierto, saltó al mar y nunca más se supo de él, pero se dice que sus descendientes aún viven en Alaior.
Las lagartijas de Formentera
Plinio el Viejo, un historiador y naturalista romano del siglo I, mencionó que Formentera estaba infestada de serpientes, pero en realidad, lo que habitaba la isla eran las lagartijas, convertidas hoy en su símbolo más icónico.
Además de estas criaturas, la isla albergaba antiguas leyendas sobre brujas. Se decía que existían dos tipos: las curanderas, que practicaban magia blanca invocando a los santos para crear pociones de amor, y las que se entregaban a la magia negra, temidas por todos. Estas últimas celebraban sus aquelarres en el Bosque de Sa Pujada, conocido como el Bosque del Diablo.
Cuenta la tradición que las brujas de Formentera tenían el poder de hechizar a los piratas y vikingos que intentaban invadir la isla. Algunos relatos afirman que los convertían en lagartijas como castigo eterno. Otros, sin embargo, susurran que el verdadero hechizo era de amor: las brujas envolvían a los invasores en una pasión imposible y prohibida, una devoción tan profunda por la isla que terminaban atrapados en ella para siempre, transformados en pequeñas criaturas que recorren sus tierras sin poder marcharse jamás.
![](https://www.diariodemarratxi.com/wp-content/uploads/2025/02/baleares-paisaje-1024x711.jpg)
La diosa Tanit de Ibiza
Los cartagineses llegaron a la isla de Ibiza en 654 a.C., tras una difícil travesía llena de tormentas. La bahía donde se refugiaron, teñida de rojo por la tierra arrastrada por la lluvia, les recordó los rituales de sangre dedicados a la diosa Tanit, a quien los cartagineses consideraban protectora de la isla. Tanit, diosa del amor y la fertilidad, se convirtió en la guardiana de Ibiza, y su influencia es aún evidente en el santuario de la Cova de Es Culleram, donde se realizaban ofrendas. A lo largo del tiempo, los visitantes han sentido una extraña conexión con la diosa, que aún parece observarlos desde su representación en piedra.
Este San Valentín, descubrir estas leyendas es una forma especial de vivir la magia y el misterio de las Islas Baleares.