Més per Palma exige la demolición del monumento de Sa Feixina y reivindica justicia para las víctimas mientras que ARCA defiende la protección patrimonial como símbolo de memoria y paz.
La disparidad de opiniones sobre el monumento de sa Feixina continúa. Mientras el diputado de SUMAR-Més en el Congreso, Vicenç Vidal, ha registrado una Proposición No de Ley (PNL) para reclamar la demolición al considerarlo un monumento franquista de Sa Feixina, ubicado en pleno centro de Palma, ARCA debe ser incluido en el catálogo de elementos protegidos del Ayuntamiento de Palma y del Consell de Mallorca.
La iniciativa impulsada por Més per Palma defiende que este símbolo de la dictadura representa una herida aún abierta en la memoria democrática de la ciudad.
Recuerdan que el monumento de Sa Feixina fue inaugurado en 1947 por el propio dictador Francisco Franco en honor al crucero Baleares, el buque de guerra responsable de varios bombardeos contra población civil durante la Guerra Civil española. Uno de los episodios más trágicos fue la “Desbandá” de Málaga, donde más de 3.000 personas, entre ellas mujeres, niños y ancianos, fueron asesinadas mientras huían por la costa.
“Este monolito no es un homenaje a las víctimas, sino a sus verdugos. Es incompatible con una sociedad que quiera considerarse verdaderamente democrática”, ha afirmado Neus Truyol, portavoz de MÉS per Palma.
“La ciudad no necesita símbolos de una dictadura, necesita espacios que eduquen en libertad. Mientras algunas familias siguen buscando a sus seres queridos desaparecidos, es inaceptable que se protejan monumentos que glorifican a los responsables de su muerte. Sa Feixina debe caer”, ha concluido Truyol.

En el lado contrario se encuentra ARCA que recuerda que su protección está respaldada una sentencia judicial que reconoce su valor patrimonial y obliga a su conservación, tal y como recuerda la asociación ARCA (Associació per a la Revitalització dels Centres Antics).
Desde ARCA defienden que, una vez eliminado cualquier vestigio de simbología franquista, Sa Feixina ha dejado de ser un monumento de exaltación y se ha transformado en un espacio que invita a la reflexión, al recuerdo y a la defensa de la paz y de los derechos humanos.
“Los elementos patrimoniales son testigos de nuestra historia, nos ayudan a entender el pasado y a no repetir los errores. Sa Feixina hoy es un símbolo contra las dictaduras y un llamamiento a la convivencia pacífica”, señalan desde la entidad.
ARCA recuerda que en el año 2010, bajo el gobierno de Aina Calvo, todos los grupos municipales alcanzaron un acuerdo unánime para adaptar el monumento a los principios de la Ley de Memoria Histórica. La intervención, que tuvo un coste de 39.000 euros, eliminó las referencias franquistas y dejó el monolito en su forma arquitectónica más esencial, evocando la estética del estilo Art Decó, característico de los años 30 tanto en Europa como en América.
Además, se instaló una placa troquelada en hierro con una inscripción que explica el nuevo significado del espacio:
«Hoy el monumento es símbolo de la voluntad democrática de no olvidar jamás los horrores de las guerras y las dictaduras.»
Patrimonio que enseña y advierte
ARCA insiste en que los monumentos como Sa Feixina no deben borrarse, sino contextualizarse y conservarse como herramientas de educación social y memoria colectiva. En palabras de la asociación: “Pocos elementos patrimoniales superan al 100% cualquier prueba ética en derechos humanos, ecología, justicia social o igualdad de género. El patrimonio es fruto de su tiempo y nos enseña a no repetir las equivocaciones del pasado”.