Hasta hace unas décadas, la mujer ha sido relegada a un rol de subordinación social, las posibilidades para emanciparse, estudiar y alcanzar un nivel de independencia económica eran decididamente limitadas.
Con motivo del Día de la Mujer, que se celebra en todo el mundo el 8 de marzo, los expertos de Mundopsicologos.com analizan la situación actual de las mujeres en nuestra sociedad, destacando cómo el trabajo es un elemento clave no solo para la seguridad económica, sino también emocional y estructural de la mujer, y brindando consejos importantes para nunca perder de vista tus objetivos.
¿Qué significa trabajar?
El trabajo no es sólo dinero. Pero sabemos que el dinero es una parte fundamental de nuestra vida. Ciertamente no debe ser su centro, aunque siempre hay que tenerlo en cuenta para garantizarnos tranquilidad y libertad de elección. Además del aspecto económico, hay implicaciones importantes desde el punto de vista humano: trabajar significa estar en contacto con la sociedad en la que vivimos, sintiéndose parte de un mecanismo en el que se ocupa un lugar. Incluso si se trata de un trabajo que no nos gusta o con el que no nos sentimos identificados, sigue siendo una oportunidad de intercambio y de interactuar con el mundo productivo que nos rodea. Si, en cambio, logras combinar pasión y trabajo, entonces eres realmente afortunado.
La libertad económica como libertad absoluta
La ganancia y la posición social proporcionaron una gran oportunidad para la mujer: la posibilidad de tomar decisiones por sí misma. Muchas mujeres todavía no se separan de su hombre porque están en una situación de dependencia económica. Llegar a la independencia, tener ahorros e ingresos, así como una vida activa fuera del hogar, es fundamental para que estar en pareja siempre sea una elección y nunca una obligación dada por las circunstancias.
Alto nivel de realización personal
Una mujer que es feliz con lo que hace es una mejor compañera y madre. No es cierto que una mujer que piensa en el trabajo descuida a la familia o se preocupe menos por sus seres queridos. Simplemente quiere cultivar su propio espacio. Tener otras fuentes de satisfacción no debe suponer que la mujer se sienta culpable, especialmente si no interfiere en el tiempo de dedicación a la familia y a inquietudes extra-laborales.
¿Cuáles son las dificultades a las que se enfrenta una mujer? ¿Quiénes son sus enemigos?
No hay duda de que se han logrado grandes avances en la igualdad de género, pero persisten los prejuicios sociales sobre las mujeres. En el mundo del trabajo, la primera dificultad está en la puerta de entrada, durante la entrevista. Se ve a la mujer con diferentes ojos que al hombre, por el hecho de ser madre o madre potencial, que supone la previsión de una posible maternidad y cuidado de niños. Este discriminante afecta la diferencia en los salarios, un tema cada vez más debatido y sujeto a atención política y social. Las mujeres todavía se encuentran luchando por su independencia y afirmando su función más allá de madre y esposa, y sus enemigos están representados por quienes siguen reacios al cambio.
Conciliar casa y trabajo
El hombre de hoy es cada vez más sensible a la igualdad entre los dos sexos. Aunque el camino aún es largo, la división del trabajo es cada vez más equilibrada. Un buen compañero es alguien que quiere que su pareja se tome momentos para sí misma y celebra sus éxitos, que no cree que es una ayuda para ella, sino que cree en la colaboración y en compartir el trabajo doméstico como la fórmula correcta para la convivencia.
Cómo cambia una mujer cuando alcanza su independencia
La mujer que logra la independencia económico-social es una mujer que ya no quiere dar vuelta atrás. Está muy decidida a defender lo que ha conquistado y fortalece su percepción de sí misma. Es consciente de que sus esfuerzos son recompensados, que el compromiso y la dedicación tienen una moneda de cambio mucho más fuerte que el dinero en sí: la libertad y la posibilidad de renovar sus elecciones en total autonomía.
Las mujeres son las primeras en auto discriminarse y no colaborar entre ellas
Muchas mujeres no creen en su talento, otras saben que tienen menos oportunidades que un hombre aún teniendo las mismas aptitudes. En algunos casos, incluso teniendo más. La mujer siempre siente el deber de demostrar algo, y que el recorrido hecho hasta ahora y sus habilidades nunca son suficientes.
¡Atención! Las mujeres saben perfectamente cómo colaborar, pero hay casos en los que la envidia gana y se convierten en su peor enemigo. La lucha por el papel protagonista siempre está latente y causa errores importantes, que se pueden evitar reconociendo el valor mutuo en lugar de activar mecanismos competitivos innecesarios.
Es importante que en un ambiente de trabajo haya heterogeneidad de género
Por más que sea un error generalizar, el hombre y la mujer son diferentes y cada uno trae lo suyo, incluso en el trabajo. Un entorno heterogéneo basado en el diálogo, donde ambas partes estén representadas y pueden expresarse aportando lo mejor, tiene una buena posibilidad de ser saludable, constructivo y orientado al éxito.
Consejos para ganar tu autonomía
- No pensar que vales menos que el hombre que tienes a tu lado.
- Ambos tenéis el mismo derecho a un trabajo digno y a perseguir vuestros propios sueños. El trabajo de uno no es más importante que el del otro, y menos por cuestiones de género.
- Si en una pareja ambos trabajáis fuera del hogar, no hay razón por la que sea exclusivamente la mujer quien cuida del hogar y los niños.
- Si un trabajo te parece interesante, lucha por conquistarlo y no pienses que serás vencida antes de comenzar por un competidor del sexo opuesto.
- Ser realizada profesionalmente te hará una mejor persona, asegúrate de que esto suceda y no creas a quienes te dicen que al hacerlo no quieres el bien de tu familia.
- Encuentra siempre momentos para ti, más allá del trabajo y la familia.
Cree en ti misma y en tus habilidades. Es esencial si quieres que otros también lo hagan.