La sociedad del siglo XXI poco o nada tiene que ver con la del siglo XX, aunque pocos años separan ahora mismo a un siglo de otro, las diferencias son más que notables. Vivimos en una época en la que la inmediatez es constante, en la que tenemos fácil acceso a toda la información que deseamos y en la que nuestros teléfonos móviles son capaces de conectar con cualquier cosa y con cualquier persona.
Más tolerantes, una sociedad más igualitaria, aunque en la que todavía siguen teniendo sitio desigualdades que poco a poco se van compensando. Sin embargo, hay algo que sigue más presente de lo que parece, a pesar de haberse quitado unos lastres enormes: el tabú del sexo.
No importa que haya más curiosidad por explorar nuevos horizontes, que los juguetes sexuales estén más presentes incluso en tiendas de electrodomésticos. Sigue dando reparos hablar de placer, relaciones íntimas y juguetes eróticos. Solo hay que tener en cuenta cómo, en la mayoría de tiendas online de productos eróticos, los consumidores siguen optando por solicitar que los paquetes oculten su procedencia. Así, quienes compran por ejemplo Dildos de EasyToys, ocultan perfectamente la tienda donde lo han comprado a ojos de cotillas.
Se sigue teniendo ese miedo al “qué dirán”, y más cuando se habla de algo que, curiosamente, une a todas las personas y es totalmente común. Es de lo que venimos y, de hecho, es una de esas partes esenciales del ciclo vital de todo ser vivo. Pero ahí está, intentando ocultarse y tratándose como algo que no debe estar a la vista de todo el mundo.
Una mezcla, sobre todo, del importantísimo toque íntimo del sexo con la falta de información. Y resulta irónico porque, en plena era de la información, con la cantidad de documentación de todo tipo a la que se puede acceder, se siguen teniendo enormes prejuicios y creencias erróneas sobre la sexualidad, el placer y las relaciones íntimas.
¿A qué se debe este tabú?
Hay corrientes que señalan que mantener al sexo como un tabú es conveniente porque resulta útil como elemento de control social. Homogeneizar la visión del placer facilita la manipulación de cara al consumismo. ¿Cuántas y cuántas campañas publicitarias se han visto insinuando lo prohibido, lo oculto, el oscuro objeto del deseo?
Todo eso sería inviable de no ser porque se sigue considerando algo que debe permanecer oculto. Algo tan íntimo que no puede ni debe salir a la luz y, si se hace, es objeto de ruborización, acusación y a veces incluso burla. Es un cóctel de prejuicios y malentendidos, como también de imposición.
Se están dando cambios, de todas formas, como bien recogen responsables de tiendas especializadas en placer como https://www.easytoys.es/. Sus productos ahora se venden más que antes, y eso sería imposible de no ser porque, aunque el tabú sigue, poco a poco se está consiguiendo erradicar para enfocar la sexualidad como lo que es: algo natural.
Y sí, los famosos satisfyers han ayudado mucho a ver el sexo como algo que no debe ocultarse. Su logro es doble, además, porque han conseguido no solo que se hable de eso, sino también del derecho de las mujeres a disfrutar del placer sin miedos y sin prejuicios. Sí, también sin tabúes.
Obviamente, queda mucho camino por recorrer y siguen habiendo muchas ideas que distan de la realidad. Afortunadamente, y gracias precisamente a que vivimos en la era de la información, los muros se están derribando, aunque sea a paso de tortuga.
Pero sigue habiendo mucha vergüenza de por medio, mucha imposición que no deja hablar de él como algo normal o que debe analizarse con mayor amplitud de miras para que todo el mundo ya no solo pueda disfrutar de él de forma sana, sino que también pueda gozar de la mejor educación sexual posible. Es algo absolutamente fundamental para tener una sociedad más avanzada y saludable, con una enorme losa menos.
Se requiere dar un paso al frente e imponerse en contra de lo establecido para seguir peleando por erradicar el tabú del sexo, pero es algo que ha requerido, requiere y seguirá requiriendo mucho tiempo. Las nuevas generaciones poco a poco están viéndolo con una perspectiva más amplia, pero el avance no es tanto como muchos querrían.
Por eso mismo, de forma totalmente opuesta a quienes siguen considerando que el sexo es y debe ser un tabú, están quienes lo consideran una de las mayores herramientas de liberación que existen. Conseguir imponerse al tabú supondría conseguir una victoria enorme, porque ayudaría a trazar un horizonte mucho más variado y con diversidad de opiniones, uno alejado de ese control que trata de mantener a todos en la misma corriente de pensamiento.
Llegará, pero, de momento, cada pequeño paso cuenta para que el sexo sea lo que debe ser: algo totalmente natural.