El pasado 14 de octubre fueron presentados los datos del estudio realizado por el equipo de investigación de Neurofisiología de la UIB con la colaboración de la Fundación SARquavitae a través de los centros de Can Carbonell y Costa d’en Blanes.
Los investigadores de la Universidad de les Illes Balears han analizado la influencia de la luz en personas mayores, obteniendo unos datos muy interesantes y reveladores, que se han dado a conocer en la sala de actos de la residencia de Can Carbonell.
La presentación de los resultados del estudio la ha llevado a cabo la doctora Cristina Nicolau, que ha querido dejar claro que una investigación de este tipo no sería posible sin colaboradores, que en este caso han sido María Neus Ballester y José Angel Rubiño.
Para el estudio se ha escogido una residencia “tipo”, de la cual no se ha desvelado el nombre, y las dos residencias del grupo SARquavitae: Can Carbonell en Marratxí y la de Costa den Blanes en Calvià.
El objetivo de este estudio es relacionar el ritmo sueño/vigilia en los ancianos institucionalizados en residencias con la incidencia de luz a la que están expuestos. Los resultados de las mediciones de los parámetros del sueño/vigilia ha partido de una muestra formada por ancianos que llevan más de un año en cada una de las residencias muestreadas. En el estudio han participado 25 ancianos/as, 15 de las residencias Can Carbonell y Costa den Blanes y 10 de la residencia “tipo”.
Los registros se han obtenido mediante sensores que portaban los ancianos a modo de colgante, brazalete y pulsera. Estos sensores han medido durante dos semanas la intensidad de luz, la actividad y la temperatura periférica (que baja en las fases de sueño profundo).
El estudio comparativo de la luz incidente real en la cual están expuestos los ancianos durante el periodo de registro en las tres residencias, ha sido concluyente, mientras que en la residencia “tipo” los resultados han dado unos niveles de menor incidencia de luz diurna que en las residencias de Can Carbonell y Costa den Blanes, edificios mucho más luminosos, lo contrario ha sucedido en la incidencia de la luz en las horas nocturnas, la residencia “tipo” tenía falta de oscuridad en las horas de sueño, lo que no sucede en las dos residencias de SARquavitae, cuyos niveles de incidencia de luz (oscuridad) durante la noche son correctos.
Los resultados, como decimos han sido concluyentes, los ancianos de la residencia “tipo con menos intensidad de exposición a la luz diurna y más incidencia de luz nocturna (falta de oscuridad) mostraron menor actividad durante el día y una menor calidad del sueño, todo lo contrario que en las residencias de Can Carbonell y Costa den Blanes, con gran exposición de luz diurna y óptimos niveles de oscuridad durante la noche, los ancianos de estas dos residencias mostraban mayor actividad durante el día y mayor calidad del sueño.
Para ver la importancia de este estudio hay tener en cuenta que el ciclo luz/oscuridad es considerado el sincronizador externo de más peso, por lo que es interesante analizar cómo afecta al comportamiento de los seres vivos. Una deficiente iluminación durante el día, y una falta de oscuridad durante la noche, contribuye en gran medida a la calidad del sueño, y en consecuencia al nivel de actividad diurna.
Destacar que el grupo de Neurofisiología de la UIB lleva 30 años estudiando el sueño. Toda su investigación, directa o indirectamente, está relacionada con este tema y una de sus áreas de trabajo es la del sueño en ancianos y los ritmos circadianos.
