¿Qué es la neofobia y cómo combatirla?

Vivimos en un mundo en donde crecen, sin parar, las opciones para elegir y las experiencias que podemos vivir. ¿Pero qué pasaría si tu problema fuera el miedo a vivirlas?

Si te han ofrecido irte de viaje a algún sitio y no te has atrevido a decir que sí, o te han puesto delante un plato de comida que parece extraño y ni siquiera has intentado darle un bocado, lo más probable es que sufras de neofobia, es decir, miedo a experimentar lo nuevo.

Neofobia

Formada por las palabras del griego neo (nuevo) y fobia (miedo), la palabra neofobia señala al miedo inconsciente a probar cosas nuevas y a salir de la zona de confort y de la rutina. Aunque este miedo forme parte de la personalidad de una persona, también se encuentra de manera inconsciente en la base de nuestra naturaleza; si tomamos como ejemplo a los animales, vemos que la mayoría de ellos están diseñados para vivir en un lugar conocido donde han vivido sus antepasados y donde se encuentran cómodos, estresándose mucho cuando se les cambia de hábitat. Quienes sufren de neofobia puede mostrar pasividad por cambiar las cosas o un gran enfado cuando se avecinan cambios que no han sido programados.

La neofobia ha servido para describir diferentes situaciones. En el libro Prometheus Rising de Wilson, se señala que el miedo a lo nuevo es el causante de que la sociedad no avance tanto como la tecnología y se les llama neofóbicos a aquellas personas con ideologías conservadoras o reaccionarias.

Pero donde es más conocido el término neofobia es en el ámbito de la alimentación, en donde los niños son los que sufren, en mayor medida, de este trastorno cuando no quieren probar alimentos nuevos. La neofobia alimentaria supone el rechazo innato a nuevos alimentos y vendría heredada de nuestros ancestros, al considerar que el aspecto de algunos alimentos podría indicar que son tóxicos. También vendría manifestado con el rechazo, en edades tempranas, al sabor amargo que indicaría que un alimento es tóxico.

Trastorno de ansiedad social

La neofobia es un tipo de trastorno de ansiedad social entre las que podemos encontrar otras fobias como por ejemplo, el trastorno obsesivo compulsivo (TOC), el estrés postraumático o la agorafobia.

Uno de los principales problemas de este tipo de traumas es el miedo a ser juzgado por los otros. Dentro de la ansiedad social podemos encontrar dos tipos: la específica y la generalizada. En la primera, se sufre ansiedad en situaciones concretas, como quedarse encerrado, ir al baño público o, la más típica, tener que hablar en público. Para la generalizada, el problema aparece en diferentes situaciones sociales de todo tipo, como al entablar una conversación o en el momento de tener una cita sentimental.

Este tipo de fobias ofrece muchas limitaciones en el desarrollo de la vida social, ya que se tienden a evitar situaciones, tan cotidianas, como ir a hablar con el jefe. Además, antes de que se vaya a dar el momento que produciría estrés, aparece un cuadro de ansiedad de anticipación que puede generar otros síntomas tanto físicos como mentales. Las consecuencias de sufrir este tipo de ansiedad pueden llegar a producirse incluso en el plano emocional, ya que podrían tener dificultades para mantener sus relaciones de amistad e, incluso, un estudio (Witttchen et al., 1999) señala que tienen menos posibilidades de entablar relaciones de pareja o tener hijos.

Síntomas

Muchos de los síntomas de la neofobia son compartidos por el resto de ansiedades sociales y, entre ellos, podemos encontrar síntomas físicos, como la alta frecuencia cardiaca, sudores o temblores y otros psíquicos, como la ansiedad, el estrés, el miedo e incluso la angustia. Todo esto está producido porque la persona con neofobia no tiene bajo control la nueva situación que se avecina ni sabe cómo manejarla, y sufre una ansiedad paralizante que le impide resolver la situación con éxito.

Aunque es normal estar nervioso cuando se comienza una aventura nueva, la persona que padece neofobia se siente solo y sin control, y se ve a sí mismo observado por todo el resto de participantes. Para los que nunca han experimentado este tipo de ansiedad, esta sintomatología podría ejemplificarse a lo que se siente en situaciones como cuando se sueña que se conduce un coche sin carnet, como jugar al poker cuando no se tiene ni idea y con dinero en juego, o tener que acabar una maraton sin haber entrenado nunca. La persona, pues, se siente sola, observada y tiene plena seguridad de que la situación va a salir mal.

Causas

Las causas de los síntomas son variadas y depende del tipo de neofobia que se tenga. Hemos comentado que, a veces, puede depender de tener un tipo de ideología conservadora y, otras, es el resultado de los restos biológicos que nos quedan de nuestra vida en la naturaleza, Pero también se reúnen una serie de inseguridades que pueden aumentar el riesgo de experimentar este tipo de ansiedad:

-Tienen poca confianza en las capacidades que uno tiene y en las posibilidades de salir airoso ante nuevos retos.

-Son personas que, únicamente, saben ver la parte negativa de las cosas y, ante un nuevo reto, solo visionan las consecuencias malas que podría conllevar

-Los neofóbicos se ven como el único culpable de lo negativo que puede suceder y como único sujeto activo de la situación, sin visionar el acontecimiento de forma general.

-Recuerdan de manera continua aquellas situaciones similares que no terminaron de manera positiva.

-Se han criado en un ambiente sobreprotector y con unos progenitores que padecen este tipo de ansiedad.

-Tienen un miedo profundo a la crítica ajena y a la opinión de los demás e interpretan cualquier gesto realizado por los otros como rechazo.

Soluciones

La terapia se presenta como la mejor solución para este tipo de trastornos, aunque es necesario que el neofóbico ponga de su parte y se enfrente a los síntomas de la ansiedad, aprendiendo a pasar el foco de atención a otro lugar que no sean sus síntomas, dominando alguna técnica de relajación, o disfrutando de momentos de ocio gratificantes que hagan olvidar aquello que produce ansiedad.