La pasión por el chocolate derrite a muchos y muchas. El brownie es uno de los postres más consumidos del mundo. Un particular bizcocho que nació de una afortunada equivocación hace algo más de un siglo en Estados Unidos, y que ha evolucionado hasta incluir entre sus ingredientes toffee crujiente, pistachos, crema de queso o cacahuetes. Moncho López, propietario y alma mater de Levaduramadre Natural Bakery, nos desvela las claves para conseguir que nuestro brownie en casa quede perfecto
El brownie es un dulce americano de origen incierto al que se le atribuyen muchos padres: unos dicen que se creó en Chicago en el Hotel Palmer House, cuando los organizadores de una importante exposición pidieron al repostero preparar un postre para colocarlo en cajas y que pudiera comerse sin mancharse las manos. Y otros, que nació cuando un cocinero, por accidente, añadió chocolate derretido a la masa de unas galletas. Sin embargo, la mayor parte de los historiadores gastronómicos opinan que el brownie surgió como fruto de un feliz error, cuándo se olvidaron de añadir levadura a un bizcocho de chocolate. Al hornearlo, se logró un bizcocho compacto y plano, ligeramente crujiente por fuera y muy jugoso en el interior que contra todo pronóstico, gustó mucho.
Pero… ¿es tan fácil como parece? ¿en qué debemos fijarnos para conseguir un gran brownie? Moncho López, de Levadura Madre Natural Bakery nos da todas las claves para conseguir que nuestro brownie quede perfecto:
¿Qué tipo de chocolate debe emplearse en un brownie?
“Un chocolate de calidad, con al menos un 70% de cacao puro y sin azúcar. Es importante escoger el porcentaje de cacao adecuado porque si utilizamos un chocolate más puro, el resultado puede no ser tan cremoso y dulce como debiera, y con un chocolate con un 50% de cacao, por ejemplo, el bizcocho puede no tener suficiente potencia”.
¿Cómo deben mezclarse los ingredientes para que el brownie quede perfecto?
“Respecto a la mezcla de ingredientes, primero se derrite el chocolate junto con la mantequilla y se deja templar. Después, se añaden los huevos uno a uno y cuando está todo incorporado, se añade la harina tamizada. Al principio, la mezcla puede moverse con una lengua, pero luego hay que hacerlo con varillas”.
¿Cómo debe ser el horneado? ¿Hay que dejarlo reposar una vez que lo sacamos?
“El horno debe estar fuerte, mínimo 200-220 grados, siendo preferible que se haga en un horno de convección y que durante el horneado se genere costra. El brownie puede subir durante el horneado, pero una vez que se saca del horno, baja. No hace falta que repose”.
¿Y su textura ideal? ¿Debe quedar húmedo para no resultar tan seco?
“Sí, el brownie, como mucha repostería americana, tiene poco horneado y su interior es ligeramente húmedo. Lo mismo le ocurre a las cookies y los muffins”.
¿Con qué puede acompañarse?
“Con helado de vainilla es perfecto. Al servirse caliente, combina muy bien con el helado. Además, es un postre muy popular en restaurantes, porque aguanta muy bien el paso del tiempo, aunque si te dicen que si te lo calientan un poco, es probable que sea del día anterior”.
¿Algún truco o secreto?
“En este tipo de preparaciones hay pocos trucos y pocas innovaciones, porque la receta original ya es extraordinaria. Son preparaciones muy ajustadas que son buenas no por la originalidad, sino por la simplicidad. El secreto son ingredientes de calidad y seguir una de mis máximas: no se trata de hacer cosas extraordinarias, sino de hacer lo ordinario extraordinariamente bien”.